miércoles, 9 de marzo de 2011

El mundo es de la gente activa

Beya Muakhar se encontraba de visita en Túnez, su país de orígen, cuando un joven compatriota llamado Mohamed Buazizi decidió quemarse a lo bonzo. Subido al humilde puesto de frutas que daba de comer a toda la familia, no solo prendió fuego a su propia humillación, sino también a los regímenes dictatoriales más antiguos y consolidados del mundo árabe. De este modo, se convertía en héroe inspirador de las revueltas que ya han tumbado los gobiernos de Túnez y Egipto, y amenazan el control de Gadafi sobre Libia. Desde la  muerte de Buazizi, nada es igual en el norte de África.
La tarde del pasado 17 de diciembre Beya, una traductora e investigadora para la UCM de 35 años, que lleva en España más de 10, tomaba un café en casa de unos amigos en Túnez capital cuando uno de ellos le preguntó: «¿Te has enterado de que un joven se inmoló esta mañana frente al ayuntamiento de Sidi Bouzid? El vídeo ya está circulando por Internet. Como Youtube estaba prohibido en el país, utilizaron «proxy», un servidor pirata,  para poder verlo.
Beya Muakhar en la manifestación pro-Libia del 6 de marzo


Impactada por lo que acababa de ver, Beya se dirigió a casa de sus tíos, donde también se hablaba de la muerte de Buazizi. Se hablaba en todos lados menos en la televisión, «porque estaba controlada por el Gobierno y, también, porque había inmolaciones casi todos los días, por lo que no se le dio importancia al principio». Sin embargo, algo estalló en Túnez. A partir de ese momento, Beya fue testigo directo de cómo la rabia y el dolor se apoderaba del pueblo tunecino, dando inicio a la cadena de protestas. «Fue algo totalmente inesperado, espontáneo. La gente estaba enfurecida, y esa ira, además, era alimentada por la Policía, que no hacía más que matar gente inocente».  Cuando regresó a Madrid, días después, Beya reunía en su cuerpo una mezcla de sentimientos: «Estaba feliz, pero también muy preocupada, porque conocía cómo se las gasta ese tipo de gobiernos, y su forma de actuar, sin piedad». Desde el inicio de las revueltas hasta que Ben Alí abandonó el país, Beya estuvo en contacto permanente con su familia y sus amigos a través de facebook y twitter.

Un ejemplo a seguir
Túnez reunía un coctel explosivo para su pueblo: corrupción, elevadas tasas de paro y una fuerte represión ideológica. Para Beya «fue esa represión, el no poder hablar libremente, el no disponer de prensa libre, el principal motivo por el que los tunecinos dijeron basta».  La censura en prensa se vendía al pueblo como «problemas administrativos en la aduana».

Beya considera que el papel de los jóvenes ha sido importante, pero no fundamental: «salieron a la calle con más rabia y menos miedo, pues no tenían nada que perder, pero el triunfo de las revueltas se debe sobre todo a la gran unidad que consiguió todo el pueblo, sin importar edad, sexo o estatus». Eissa Alsoweis es presidente de la Asociación de amigos de Palestina (Alcorcón), trabaja en IFEMA y es socio de un conocido restaurante en la zona de Embajadores. Coincide con Beya: «Las revoluciones que están sacudiendo el mundo árabe corresponden a un sentimiento de dignidad y su éxito reside en la participación de todas las clases sociales de cada país». Cuando charla con algunos amigos tunecinos que regentan comercios en la zona de Cuatro Caminos, Beya se sorprende al escuchar que «algo parecido debería pasar aquí también».
La atención sobre Túnez, con un nuevo gobierno y libre ya de dictaduras, se ha desplazado a Libia, país sumido en el más absoluto caos y que vive uno de los episodios más sangrientos en sus 42 años de régimen, con cifras que hablan de más de 6.000 muertos según una ONG libia. «Es admirable la forma en que el pueblo libio se defiende y resiste. Lo que necesita ahora es apoyo moral por parte de la comunidad internacional, no intervencionismo militar, ni de ningún otro tipo, sino ayuda para encontrarse a sí mismo y reconstruirse» asegura Beya.

La tunecina ha participado activamente en todas las manifestaciones celebradas en Madrid pidiendo la libertad para los pueblos oprimidos del mundo árabe: «Recuerdo con especial entusiasmo la concentración que se organizó en la Puerta del Sol en defensa del pueblo egipcio y que coincidió con la marcha de Hosni Mubarak del país. Los gritos de protesta se convirtieron en cánticos, alegría y fiesta». Estas manifestaciones fueron convocadas por sindicatos, plataformas de izquierda y asociaciones de vecinos como La Flor (Barrio del Pilar), lo que refleja el grado de compromiso que los ciudadanos, tanto árabes como españoles, han adquirido con la causa. Todos los que cada semana se manifiestan y alzan la voz exigiendo sus derechos parecen tomar impulso del viejo dicho árabe: «El mundo es de la gente activa».
La Flor está muy ligada a la Gaceta Intercultural, un proyecto de comunicación desarrollado por voluntarios de la Asociación Proyectos Humanistas del Barrio del Pilar. A través de esta publicación, jóvenes como Asma Rostom, una estudiante de medicina de padres sirios, expresan sus inquietudes sobre la situación en el mundo árabe.  

Atentos a Marruecos
La oleada democratizadora que ha estallado en el norte de África se extiende sin orden, de forma inesperada, pero bajo los mismos principios de libertad para los pueblos y de deseo de oportunidades para disfrutar de un futuro y una vida mejores. La comunidad marroquí también sigue con expectación el desarrollo de las protestas.
Saadia Benkhlafa es una politóloga marroquí de 30 años que llegó a Madrid cuando aún era una niña.  La joven considera que los ciudadanos árabes que viven en España tienen el deber de «apoyar la revolución, condenar las violaciones de los derechos humanos y el genocidio, y llamar a la solidaridad con esos pueblos, exigiendo al gobierno que se movilice». A diferencia de Beya, no muestra sorpresa ante el estallido de las protestas ni por los gobiernos que estas han tumbado: «Siempre hemos estado a la espera de una revolución que permitiese el cambio.  Los países árabes son una bomba de relojería que tarde o temprano tenía que explotar y este era el momento. No vamos a esperar la muerte del dictador para liberarnos. Llegó el momento de vencer al miedo».

Manifestantes pro-Libia en la Puerta del Sol






Los vientos de cambio han llegado a Marruecos. Sin embargo, existen distintas posturas sobre el tono de las protestas. El pasado 20 de febrero tuvieron lugar protestas en 53 ciudades del país, que pedían el establecimiento de una constitución democrática y la disolución del gobierno y del Parlamento. Sin embargo, para la comunidad internacional y gran parte del propio Marruecos, el país no se encuentra en una situación comparable a la de Túnez, Egipto o  Libia. Abdeslam Baraka fue ministro y embajador de Marruecos en España: «No nos podemos asemejar a regímenes militares o dictatoriales de partido único. Los marroquíes disponen de un alto grado de discernimiento que les permite optar por su propia metodología y decidir su nueva cita con la historia». La politóloga Benkhlafa coincide con Baraka: «El proceso democrático no se ha completado  debido a la corrupción del aparato político marroquí». Pero para el corresponsal en España de «Al Quds al Arabi», Houssine el-Majdoubi:  «Marruecos no representa ninguna excepción, pues también se ha contagiado de las revoluciones». Desde el punto de vista informativo asegura que le interesa especialmente «el papel que están desempeñando las nuevas tecnologías de la comunicación en la movilización de los árabes. Se trata de las primeras revoluciones gracias a Internet».

En una soleada tarde de marzo, Beya acompaña los gritos de los manifestantes que se  reúnen en la Puerta del Sol cada semana. “No más sangre, por petróleo”, “Gadafi, matando y el mundo mirando”. Son más de 50 personas entre libios, sirios, tunecinos o marroquíes. «Estamos más unidos que nunca. Es nuestro momento», dice. Y se funde en un gran abrazo con otros manifestantes.

miércoles, 23 de febrero de 2011

CRÓNICA OLYMPIQUE - REAL MADRID

El Real Madrid le tenía ganas al Olympique de Lyon, pero esta no fue la noche de sacudirse del todo los fantasmas de octavos en Champions League. Con el empate a uno, los de Mourinho suman cinco años sin ganar a los leones en su estadio de Gerland, pero es un mejor resultado para la vuelta.
Cristiano Ronaldo resoplaba minutos antes de que comenzara el partido, sabía que en sus botas tenía la oportunidad de acabar con la maldición de octavos. Pero durante la primera parte, los ánimos y la energía que transmitió Mourinho a sus jugadores se quedaron en el vestuario. Las ansias de revancha quedaron sepultadas bajo un Madrid impreciso, nervioso y perdido entre la gran organización de su adversario. El Olympique dominó sin mucho esfuerzo los primeros 45 minutos de partido, luchando cada pelota como si fuera la última. Di María creó la primera situación de peligro convirtiéndose en el jugador que más buscó las oportunidades de gol. El Real Madrid se fue salvando por la falta de acierto del equipo galo, que desde el primer minuto lanzaba a puerta. Bastos, hizo daño en la banda izquierda a un Sergio Ramos desbordado, y fue el protagonista de una de las jugadas más peligrosas para el Madrid.

En la segunda parte, el Madrid saltó al campo más enérgico y con las ideas más claras, frente a un Olympique menos agresivo. Realizó dos jugadas de gran peligro consecutivas. Cristiano salió con fuerza y disparó una parábola y a gran velocidad, que terminó en el palo, al igual que el lanzamiento de cabeza de Ramos. Tras una jugada polémica en el lanzamiento de falta de Cristiano, donde los blancos reclamaban una posible mano, se produjo el primer cambio del partido. Benzemá, quien recibió una gran ovación del público, salió por Adebayor y, como si de una inyección vitamínica se tratara, el jugador francés pisó campo, se llevó la pelota y marcó el primer gol del Real Madrid en cuatro años en Gerland. En el minuto 77 salió al campo Pjanic, el autor del gol que lastró el futuro en Champions del Madrid el año pasado. Disparó a puerta para avisar al equipo de Mourinho de que el partido aún estaba por decidir. Y Gomis se encargó de cumplir esa amenaza, al marcar el gol del empate en el minuto 83. Los aficionados franceses resurgieron para animar aún con más fuerza a su equipo.

Como a España en Eurovisión, al Madrid ser favorito en este tipo de encuentros no le funciona. Ha subido de nivel en Gerland, pero no es la victoria esperada. El partido de vuelta será sin duda decisivo, en casa y con aficionados deseosos de celebrar un triunfo.

martes, 25 de enero de 2011

Entrevista a Hernán Casciari, editor de la revista "Orsai"

Está orgulloso de dedicarse a lo que más le gusta y, a la vez, de haber sido su creador. Una publicación hecha de «sueños privados», donde no importan los gustos del lector, solo divertirse

Al escritor argentino Hernán Casciari y su compañero de aventura, Chiri Basilis, los temas que no les interesan ni los tocan. Solo quieren mostrar aquellas historias en las que pensaban de pequeños; hacer realidad sus «sueños más privados». Echaron mano de la «memoria emotiva» de amigos, periodistas y experiencias pasadas y se lanzaron a cumplir un proyecto que llevaban mascando durante varios meses. «Nos planteamos hacer lo que nos diera la gana durante 2011. 2012 aún no está planeado».



Así, bajo los principios de espontaneidad y libertad creativa aparece «Orsai», una publicación trimestral que ha roto con todos los esquemas del monótono panorama literario. Un proyecto de cuatro volúmenes, con portadas y contenido ya cerrados, que nació como un «capricho» y para el que calcularon unas ventas de 3.000 ejemplares en su primer número. Ya supera los 10.000.
El capricho tenía una única condición. Guardar algún tipo de nexo con la comunicación, de forma que consiguiera empatizar con la gente, «haciéndose desear». Para ello, durante los tres meses anteriores al lanzamiento del primer número, Casciari utilizó sus blogs, que le dieron fama por todo el mundo, para jugar y empezar a generar el misterio.

Un modelo innovador
La revista escapa de la publicidad tradicional, para la creación de contenidos no se tienen en cuenta los gustos de los lectores y su distribución prescinde de intermediarios, por lo que corre a cuenta de quienes deseen adquirirla. «Nuestras premisas sobre la revista se basaban en hacer algo por diversión, no como negocio. Luego ya veremos». Un modelo opuesto a la búsqueda lucrativa que mueve el mundo de las publicaciones y que ha recibido una acogida inesperada. Casciari no confiaba en rentabilizar los gastos desde el primer número, pero gracias a las excelentes ventas, su principal objetivo ahora será consolidarse como marca-objeto a través del próximo número. «Este modelo solo requiere coherencia» afirma Casciari « hay algo tácito que funciona mal en la industria del ocio, los empresarios insisten en continuar con su estrategia, quizá por que faltan nuevos modelos. Pero de este modo, hacen que el lector se convierta en simple moneda de cambio».

La pasión y el entusiasmo con los que Casciari habla de «Orsai» ayudan a entender su éxito. Una revista «iluminada, honesta, que no pretende decir nada más» que aquello que muestra. Se ha convertido en objeto de deseo, tal y como querían sus creadores, gracias a una excelente estrategia de márketing. Y ahora su futuro está pendiente de nuevos sueños, y de la ilusión de unos escritores que al pensar en ellos, han pensado en sus lectores.

Ciberdisidencia y libertad de expresión


Ver CIBERDISIDENCIA Y LIBERTAD DE EXPRESIÓN en un mapa más grande

miércoles, 12 de enero de 2011

La bomba que nadie vio

Cuando uno termina de leer “Hiroshima”, del periodista John Hersey, tiene la sensación de que jamás se había sumergido en una novela tan verosímil, detallada ni tan intensa. Basta con documentarse un poco (y tener conocimientos básicos de Historia contemporánea) para entender que la bomba nuclear lanzada sobre la ciudad japonesa fue un hito brutal, y que las seis vidas en las que Hersey escarbó fueron los mayores testigos de esa catástrofe. La realidad es más rica y extraordinaria que cualquier fantasía.

Pero “Hiroshima” no es una novela, no es una crónica, no es un conjunto de perfiles ni de entrevistas. Es todo eso, y también un documento periodístico, y arte. Es Historia y es lo cotidiano. Se aleja de la simplificación y de las imágenes generales: del hongo gigante, de edificios convertidos en polvo, de muerte y desolación. De la famosa frase “Dios mio, ¿qué hemos hecho?” del copiloto del Enola Gay, el B29 que lanzó el artefacto.

Calles de Hiroshima tras la explosión de la bomba nuclear


Dice la cronista Leila Guerriero que “una historia tiene como destino posible la gloria o el olvido. Lo que importa no es el qué, sino el cómo. No la historia, sino los vientos que la empujan”. Si “Hiroshima” hubiese sido uno más de los muchos escritos sobre la bomba nuclear que sacudió la ciudad japonesa, habría pasado a engordar la biblioteca de libros para documentación histórica. Sin embargo, la extrema sensibilidad y cercanía con la que muestra las experiencias de la señora Nakamura, el Doctor Sasaki, el Padre Kleinsorge, la joven Sasaki, el Doctor Fujii y el pastor Tanimoto, hizo que “Hiroshima” se convirtiera en el más famoso artículo de revista jamás publicado y el mejor escrito por un periodista norteamericano. Es el detalle elevado a la máxima potencia “Tanimoto se dio cuenta mientras corría de que la pared de la propiedad se había desplomado hacia el interior de la casa y no a la inversa”.

En sentido literal
Un obituario en la revista New Yorker afirmaba que “si hubo alguna vez un tema proclive a hacer que un escritor fuera recargado y un artículo farragoso, ése era la bomba de Hiroshima; pero el reportaje de Hersey fue tan meticuloso, sus frases y párrafos tan claros, serenos y contenidos, que el horror de  la historia que tenía que contar nos resultó especialmente espeluznante.” En el libro resalta una cualidad por encima del resto. El legado que, de algún modo, dejó a New Yorker:orden, claridad, palabras directas y cortas; frases cuadradas, declarativas, terminadas en ángulo recto. Una desnudez literaria que, sin vulgarizar las historias, logra una máxima de fidelidad con los hechos que muestra, “La cuadrilla encargada de los cadáveres los llevaba a un claro de las afueras, los ponía sobre piras hechas con la madera de las casas destruidas, los quemaba, repartía las cenizas en sobres para placas de rayos X, marcaba los sobres con el nombre del muerto y los apilaba, ordenada y respetuosamente, en la oficina principal”. En ocasiones puede resultar, incluso, demasiado preciso y serio.  Pero no es más que la búsqueda de credibilidad, el esfuerzo documental de lograr una narración realista y objetivista. Para ello, confía en las cifras (metros de distancia a la explosión, número de muertos y heridos, medidas de la radiación, etc.) y también en datos científicos, “los expertos encontraron, por ejemplo, una sombra permanente proyectada sobre el techo de la Cámara de Comercio (a 200 metros del centro aproximado) por la torre rectangular de esa misma estructura; […] otra más proyectada por la manija de una bomba de gas (2.400 metros); y varias más sobre tumbas de granito en el templo Gokoku (350 metros)”

Hersey huye del recurso melodramático que se recrea en los sentimientos de terror, miedo o espanto tan fácilmente asignables a una catástrofe de tal magnitud. De los 250.000 habitantes que había en la ciudad de Hiroshima antes del 6 de agosto de 1945  murieron cien mil y otros tantos quedaron heridos, muchos muy gravemente; además, quedaron los daños materiales que dejaron a Hiroshima literalmente arrasada; y la radioactividad en el agua y en el propio aire para respirar. Hersey se limita a dibujar momentos, con las experiencias de los seis japoneses como única visión. De este modo el lector avanza al mismo ritmo que lo hacen ellos, y conoce su ignorancia “Comenzó a llover. Las gotas se volvieron demasiado grandes para ser normales y alguien gritó: los norteamericanos están arrojando gasolina. ¡Nos van a quemar!”; e incluso accede a sus recuerdos y sentimientos más íntimos “Había dormido mal toda la noche y se  había despertado una hora antes de lo acostumbrado; se sentía lento y levemente afiebrado, y alcanzó a pensar en no ir al hospital”.
Hiroshima y otros artículos de John Hersey son considerados por Tom Wolfe como los antecedentes directos del nuevo periodismo, que busca presentar cada escena al lector a través de los ojos de un personaje en particular, para dar la sensación de estar metido en la piel del personaje y de experimentar la realidad emotiva de la escena tal como él la está experimentando. A pesar de que el desastre fue el mismo para todos, el autor consigue que, al narrarlo desde la perspectiva de cada superviviente, no resulte repetitivo. Descubre algo nuevo cada vez, y la desesperación de la gente no se emplea como un adorno literario, sino como información pulida “Cesó la lluvia, la tarde nublada era caliente; antes del anochecer, los tres grotescos personajes bajo el trozo de hierro inclinado empezaron a oler bastante mal”.

Portada de la edición de New Yorker íntegramente dedicada al reportaje de Hersey


Factor humano
Sobrecoge el modo en que el periodista convierte al lector en una suerte de Dios omnipresente. Desde el cielo que segundos más tarde se teñiría de rojo eléctrico, uno es capaz de atravesar casas, oficinas, hospitales, para observar el momento preciso en el que las vidas de los seis ciudadanos fueron interrumpidas por la gigantesca explosión. Sin embargo, como afirma el periodista Arcadi Espada, “el punto de vista de Hersey nada tiene que ver con la omnisciencia. Su conocimiento de la realidad que describe se reduce a la experiencia de los seis supervivientes”, no se presenta como la reconstrucción global de los hechos tras la caída de la bomba.

El autor cose escenas, produce continuidad, organiza información. Tiene un ritmo natural y firme. La obra no está construida en planos generales y ritmos lentos, sino con primeros planos, escenas concretas. Hay voces en off y planeos. Resulta especialmente llamativa la forma en que, de pronto, las historias de los seis ciudadanos comienzan a entrelazarse unas con otras, lo que indica que, seguramente, su elección no fue aleatoria, sino producto de un profundo trabajo de investigación previo en el que una fuente le llevó a otra “Al pasar la señora Nakamura por el edificio de la misión jesuita vio al padre Kleinsorge salir corriendo, en calzoncillos cubiertos de sangre y con una maleta pequeña en la mano”.

En un mundo, el de los medios de comunicación, donde predominan cada vez con más insistencia los textos cortos, adornados con recuadros, infografías, mapas, cuadros comparativos, biografías exprés, columnas de especialistas y muchas fotos, una lectura de “Hiroshima” se recibe como el aire fresco que rescata el carácter humano inherente a toda buena historia. El trabajo de campo tan profundo que realizó el periodista necesitó mucho tiempo, muchas horas de trabajo, que los medios actuales no estarían dispuestos a sacrificar en pos de la actualidad. La realidad es mucho más rica y extraordinaria que cualquier fantasía. "Hiroshima" es el mejor ejemplo de ello.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Redes sociales al servicio de la política

Los partidos políticos que participaron en las elecciones catalanas del pasado 28 de noviembre jugaron su principal baza en las redes sociales: twitter, facebook, youtube, flicker, blogs, etc. Conscientes de la creciente importancia de movilización social que han adquirido estas herramientas digitales, los grupos catalanes se esforzaron en realizar campañas que dieran a conocer a sus candidatos de un modo más cercano al electorado a través de la red.

Numerosos medios de comunicación y páginas web se hicieron eco de la fuerte presencia que tuvieron las redes sociales en el desarrollo de las campañas, seguimiento en vivo del 28-N, etc. En la web Eleccions ’10 online hay una extensa cobertura exclusivamente dedicada a analizar las características de unas elecciones en las que Twitter o la Blogosfera tuvieron un papel fundamental. Se tratan, por ejemplo, los hashtags más usados por los partidos catalanes. En general, destacaron #28N, #Parlament, #eleccions… Muy importante fue el uso de CiU del hashtag #començaelcanvi, con más de un 61% de utilización.

Tendencias Hashtag de CiU





La información realizó, por su parte, un estudio infográfico de gran calidad acerca de los principales protagonistas de las elecciones en Twitter. En él, se observa cómo las palabras más repetidas en la red social fueron 48h, twitts y tendència; y los candidatos más nombrados José Montilla, Artur Mas y Joan Puigcercós.

En cuanto al uso de Facebook que dieron los grupos políticos, el PSC empleó una gran carga gráfica, tanto con imágenes de Montilla, como de su equipo y seguidores; vídeos de  mítines destacados, etc. Artur Mas, de CiU, llevó a cabo una gran actualización de su facebook, imprimiéndole un toque muy personal, con un gran contacto con sus seguidores, respondiendo a sus comentarios. Esto le acerca a la sociedad y le da una dimensión menos institucional. En el siguiente gráfico se observa la actividad de los seis principales partidos:

Muy interesante resulta el análisis de RTVE que ofrece especial atención a lo más innovador en el uso de las TIC: videoblogs, widgets musicales, etc. A la hora de analizar los partidos con mayor repercusión en blogs, redes sociales, foros políticos, vídeos,etc., CiU es el favorito, seguido de PSC, ERC y PPC, que tiene una escasa relevancia en la red.


En Youtube, el uso de vídeos promocionales supuso para los partidos políticos catalanes un paso de gigante, al emplear recursos bastante provocativos y polémicos, como el sexo y los desnudos. El orgasmo del PSC, la actriz porno para el partido de Joan Laporta, el striptease de hotel de Alternativa al Govern...


Los partidos políticos consiguieron recortar lejanía con sus votantes mediante el uso de las redes sociales. Saber venderse en la red, estar en el momento preciso y convertirse en una constante de Internet es garantía de éxito. Sin embargo, los políticos no deben olvidar que la red no es más que un canal de difusión, una nueva oportunidad de hacer política desde otra perspectiva, pero debe completarse con una estrategia y un posicionamiento previos para que verdaderamente resulte eficaz.

Seguimiento de las elecciones catalanas en Cover It Live:

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Domoslawski le planta cara al mito

Ryszard Kapuscinski fue uno de los mejores reporteros y periodistas del siglo XX. Ahora, tres años después de su muerte, el genio polaco se ha convertido en el protagonista de una polémica que denuncia su habilidad para falsificar datos y emplear adornos literarios en sus relatos periodísticos. El principal dedo acusador se esconde tras la biografía  “Kapuscinski non fiction” y pertenece a Artur Domoslawski, alumno, compañero de trabajo y amigo de Kapuscinski.


Durante su entrevista con los alumnos del Máster de ABC, Domoslowski se muestra comprensivo con las reacciones que ha suscitado su libro. Asegura que sus mayores dilemas a la hora de escribirlo surgieron en los asuntos más polémicos del famoso escritor. Convivió durante años “con el peso del mito Kapuscinski”, al igual que Polonia y gran parte del extranjero, rendidos a su prosa deslumbrante y su habilidad periodística. Sin embargo, periodismo y literatura pertenecen a distintas escuelas. Relato objetivo, preciso y veraz de unos hechos frente a fabulación y creatividad. En su libro, Domoslawski defiende que algunas de las obras de Kapuscinski, como “Ébano” o “El Emperador”, juegan a ser un testimonio histórico pero edulcorado con licencias de autor que atraviesan la frontera de la ficción.


Arthur Domoslawski
“Ryszard fue mucho más que un periodista: hombre de la guerra, poeta, revisionista, escritor, pensador…” asegura Domoslawski. Pero también intensificaba la realidad, como él mismo afirmó. “Kapuscinski non fiction” destapa algunos episodios en la obra del reportero polaco que distaban de la precisión y objetividad inherentes al periodismo como, por ejemplo, su amistad con el Ché o Salvador Allende. “Cuando llegas a la cumbre, a lo más alto, hay cosas que se escapan a tu control. A él la leyenda que se formó en torno a su amistad con Ché Guevara le gustó, pero con el tiempo se le fue de las manos” afirma Domoslawski. Las fronteras que Kapuscinski traspasó son objeto de su crítica más directa, “una cosa es utilizar las herramientas literarias al servicio del periodismo y otra añadir detalles literarios”. Para Kapuscinski los rumores formaban parte del panorama social, reflejaban el pensar de la gente. Por ello, su compañero de profesión y biógrafo no autorizado (debe enfrentarse a varios juicios, entre ellos con la viuda de Kapuscinski, quien intentó frenar la publicación del libro) matiza que el autor debería haber vendido la mayor parte de su obra como “cuentos documentales, no como reportajes”.

Domoslawski no comprende que valoren su obra como una traición a quien fue su maestro. “Para hacer este trabajo”, asegura “me puse una regla básica: entender primero todas sus circunstancias”. Domoslawski enfatiza que no pretende realizar un juicio moral duro y contundente, “solo quería escribir sobre el hombre que marcó mi vida”. Entre esas críticas que el libro ha recibido, le incomoda especialmente las que hacen referencia a cómo aborda la vida privada de Ryszard. “Es un aspecto que influyó mucho en su obra, sin esa parte no se entiende al personaje, pero no hay ningún afán sensacionalista”.

Sus sentimientos una vez publicado el libro han cambiado. Confiesa que su trabajo de investigación le ha ayudado a entender mejor a Kapuscinski, “ahora le admiro más”. Y esa dulce nostalgia se vuelve cortante al afirmar que no volverá a escribir una biografía.